En un escenario donde la incertidumbre cambiaria persiste y faltan opciones seguras para dolarizar ahorros, los plazos fijos en dólares han ganado protagonismo entre inversores argentinos, alcanzando un stock de u$s5.037 millones a fines de mayo.
Este crecimiento de más de u$s700 millones respecto a abril refleja un cambio importante en el comportamiento del ahorrista, quien históricamente priorizaba la liquidez ante cualquier señal de inestabilidad económica o financiera.
Actualmente, el incremento en las tasas de interés ofrecidas por los bancos y una mayor confianza en la estabilidad del sistema impulsan a los inversores hacia opciones más estructuradas y rentables.
El Banco Central confirmó que "se verificó un traspaso de depósitos en cajas de ahorro a depósitos a plazo fijo, de la mano de un aumento en la tasa de interés pagada por estas colocaciones", en su Informe Monetario Mensual de mayo.
Tasas actuales de plazos fijos en dólares
Los bancos argentinos aumentaron las tasas para captar depósitos en dólares, buscando atraer tanto a pequeños ahorristas como a grandes inversores interesados en plazos fijos a 365 días con rendimientos competitivos y seguros.
Supervielle ofrece un rendimiento anual máximo de 5,5%, Banco Macro alcanza 5,15% y Banco Nación paga un 5%, siempre y cuando las operaciones se realicen a través de canales digitales y cumplan con las condiciones establecidas por cada entidad financiera local.
Por otro lado, BBVA y Comafi también incrementaron sus propuestas de interés, ofreciendo un 4,5% anual para quienes mantengan sus depósitos durante un año completo, incentivando la permanencia de los fondos y la confianza del público inversor.
Estas tasas, aunque inferiores a las de activos internacionales, resultan competitivas dentro del limitado abanico de opciones para invertir en dólares disponibles en Argentina, considerando el contexto económico local y las restricciones cambiarias vigentes.
Factores detrás del auge de plazos fijos en dólares
El aumento de plazos fijos en dólares no se debe a nuevos ingresos de divisas, sino a un cambio interno de ahorro desde cuentas a la vista hacia instrumentos con mayor rentabilidad.
Entre abril y mayo, los depósitos en dólares solo crecieron u$s 22 millones, lo que confirma que el crecimiento del plazo fijo provino principalmente de una reasignación interna del ahorro bancario.
La mejora en las tasas que ofrecen los bancos fue fundamental para atraer a grandes depositantes, motivándolos a mover sus fondos hacia estos instrumentos con mejores rendimientos.
Este traslado refleja mayor confianza en los plazos fijos y el interés de los clientes por maximizar ganancias en un contexto financiero inestable y de poca liquidez.
Depósitos en dólares: suben los mayoristas
Los grandes inversores priorizan el rendimiento y no dudan en mover sus dólares cuando las tasas mejoran, mostrando menor tolerancia al dinero ocioso en contextos de baja previsibilidad económica.
En mayo, los depósitos superiores al millón de dólares crecieron 17%, frente al modesto 7% de los minoristas, evidenciando una marcada diferencia en la sensibilidad a los estímulos del mercado.
Aunque las tasas para pequeños ahorristas subieron de 0,92% a 1,46%, los grandes jugadores se mantuvieron en torno al 1,70%, dejando claro que reaccionan con mayor velocidad ante la oportunidad de ganar más.
Plazos fijos en dólares siguen bajos
Aunque el volumen de plazos fijos en dólares creció en los últimos meses, aún se encuentra lejos del pico de 2019, cuando superaban los u$s 7.400 millones y representaban el 25% del total.
Desde el regreso de los controles cambiarios tras las PASO presidenciales, esa participación fue cayendo de forma sostenida, marcando un cambio estructural en las preferencias de los depositantes ante mayores restricciones.
Durante 2024, solo el 15% de los depósitos privados en moneda extranjera estaban a plazo, y esa proporción llegó al 11% tras el blanqueo que incentivó cuentas en dólares de libre disponibilidad inmediata.
¿El plazo fijo en dólares seguirá despertando interés?
Aunque los niveles actuales aún están lejos de los picos históricos, la preferencia por el plazo fijo en dólares refleja una mejora gradual en la confianza de los ahorristas respecto al sistema financiero local.
Esta tendencia podría consolidarse si las tasas continúan siendo competitivas y no surgen tensiones políticas o cambiarias que alteren la percepción de estabilidad, lo que alimentaría el interés por instrumentos más estructurados y rentables.
Además, el hecho de que más inversores se animen a inmovilizar sus fondos por 365 días indica expectativas económicas más optimistas y una menor aversión al riesgo en el corto plazo.